diumenge, 19 de juny del 2016

¿Hacia la sociedad-ficción?



Es un lugar común pensar que las creaciones literarias de la ciencia-ficción han inspirado y marcado la dirección que luego han seguido la ciencia y sus aplicaciones tecnológicas. Desde Dédalo e Ícaro, hasta Isaac Asimov, con sus tres leyes de la robótica y la Psicohistoria, pasando, cómo no, por Julio Verne y sus fascinantes creaciones. Todo ello sin olvidar las utopías y las distopías, de carácter más marcadamente sociológico, pero siempre con la tecnología disponible al servicio de un determinado modelo social, o con éste adaptado a aquélla, cuando no sometido a ella.

Según esto, el afán por la consecución de determinados logros se habría visto impulsado por el poderoso influjo que estos modelos y creaciones visionarias, anticipadas a su tiempo, habrían ejercido sobre la voluntad humana, con la imaginación funcionando como referente y acicate de la inteligencia, marcándole la dirección a seguir. El tema de los robots entra de lleno en ello, y suscita incógnitas e inquietudes en la medida que podría alterar, muy significativamente, tanto la propia concepción del hombre sobre sí mismo, como el modo de relacionarse con sus semejantes.

Aun así, este lugar común requiere de un matiz, dicho sea sin la menor intención de desmerecer ni banalizar el poderosísimo y activo papel de la imaginación como fuente de inspiración en toda actividad intelectual creativa. El germen de lo concebido por la imaginación siempre parte, inevitablemente, de lo real, de lo materialmente existente, al igual que el constructo resultante sigue siendo deudor de las leyes lógicas que regulan nuestro pensamiento y de la realidad que aporta el material para forjarlo. No estamos pues hablando de imaginación delirante, sino de una imaginación lógica que, como mínimo, concibe algo como posible en la medida que es pensable. Otra cosa será, ciertamente, que sea realizable o no. El viaje a la Luna de Verne lo fue; el que tuvo por destino el centro de la Tierra, en cambio, no parece asequible, al menos hoy por hoy. ¿Lo serán Daneel Olivaw o los Nexus 6[1]?
Publicado en Catalunya Vanguardista. El artículo completo aquí.
 




[1] Daneel Olivaw es el robot creado por Isaac Asimov en sus novelas los robots y el ciclo de Trántor, que acaba rigiendo los destinos del mundo en la última secuela de las Fundaciones –Robots y Tierra-. Los Nexus 6 son el modelo más perfecto de robots replicantes en la película Blade Runner y la novela en que se inspira: “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”, de Philip K. Dick.
 

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