dimecres, 28 de gener del 2015

PROCESANDO EL «PROCÉS» (IV de IV)



Junqueras exigía elecciones antes de marzo. Serán en septiembre. Algunos apuntan a que teme que el efecto PODEMOS entibie la pasión nacionalista de algunos sobrevenidos que manifestaban su descontento general adhiriéndose al independentismo como válvula de escape. Es posible que se piense en neutralizar a PODEMOS o incluso metabolizarlo como se ha hecho con ICV –algo de esto parece estar intentándose ya con PODEMOS en Cataluña-, o en que simplemente se deshinche. Pero hay algo que sí me parece incuestionable a día de hoy. La pasión independentista se ha entibiado, y se auguran posibles escenarios donde el independentismo lo va a tener más difícil, como mínimo, para avanzar.

El efecto PODEMOS, de mantener sus expectativas, podría atraer mucho voto impostado por el independentismo pretendidamente de izquierdas, a la vez que sacar a ciertos sectores de su secular abstencionismo ante el hartazgo de las parodias de izquierda que se han dado por Cataluña. Aunque sólo fuera como voto de castigo, este fenómeno podría darse. Y eso va contra el independentismo.

En el otro lado, la aventura española de CIUDADANOS puede saldarse con la paradoja de que un partido de origen catalán ea clave en España. Y ello, para bien o para mal, les obligaría a empezar a hablar de lo que siempre han dicho que se ha de hablar, pero que nunca han hablado. Y a lo mejor hasta se sabría cuál es el proyecto de CIUDADANOS, no sólo para España, sino también para Cataluña. Algo que el PP catalán está incapacitado para hacer. Hasta ahora, CIUDADANOS ha sido un partido simplemente antinacionalista catalán. Si tienen éxito en España, la cantinela antinacionalsta ya no les servirá, y el españolismo rancio que rezuman algunos de sus sectores, tampoco. De modo que algún modelo tendrán que proponer. Y esto tampoco es bueno para los designios independentistas.

En cualquier caso, tengo para mí que el escenario que se puede dar en Cataluña el próximo septiembre será menos favorable al independentismo de lo que hubiera podido serlo hace sólo unos meses. Es cierto que las voces contra el independentismo son básicamente españolistas en el sentido de anti-independentistas, y no unionistas en el sentido de no-independentistas. Y que estos últimos, aunque mayoritarios, carecen de voz articulada hoy por hoy.

Pero también podría ser que el independentismo haya tenido su oportunidad y la haya dejado pasar. Si el 10-N Mas convoca elecciones anticipadas para enero o febrero, la tensión se hubiera podido mantener y hasta intensificar. La presión para una lista única hubiera sido mucho mayor y, es una suposición, ante la perspectiva de una secesión a la vista, ERC hubiera podido tragar y plegarse a Mas. El desconcierto de los sectores no independentistas, creo con franqueza que hubiera sido más o menos total. No creo que lo tengan igual de bien el próximo septiembre.

Claro que la tesis de Jorge sigue ahí, cual maldición hölderliniana. Porque es posible que el independentismo haya llegado a la conclusión de que no puede llegar al umbral de la mayoría social necesaria para menesteres tales como los que se propone. Y porque sea consciente de que un referéndum lo perdería, mientras que en unas elecciones pueden conseguir mayoría parlamentaria sin que eso suponga mayoría electoral. Claro que, bien mirado, esta mayoría ya la tiene actualmente en el Parlament  ¿A qué, entonces, seguir mareando la perdiz y jugársela en unas elecciones que se darían en condiciones menos favorables que hoy?
La verdad, no tengo respuesta para esto. Pero si me parece clara una cosa. Aun sin poder asegurar que el «procés» esté en reflujo, sí que está en cualquier caso estancado, empantanado. Puede reagruparse y rehacerse, claro que sí. Pero no puedo dejar de tener la impresión de que ha dejado pasar su oportunidad. O al menos, la tuviera o no realmente, que su punto álgido ya pasó. Lo cierto es que seguiremos con el recurrente mareo de la perdiz. Pero también que la casta nacionalista ha perdido credibilidad entre su propia feligresía. Y esto siempre daña a un movimiento. A lo mejor, como dijo Churchill en el invierno 42/43, esto no es el final, ni siquiera el principio del fin, pero sí el final de principio.

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