diumenge, 22 de juny del 2014

¿INICIOS O INDICIOS DE UN NUEVO REINADO?



Ahora que han pasado ya unos días desde la coronación del nuevo rey, tal vez sea el momento de plantear las serias dudas que a uno le sugieren ciertos hechos y ciertas actitudes relacionadas con los inicios de este reinado. ¿Inicios o indicios? Es como para planteárselo.

Más allá del lamentable y bochornoso espectáculo que se nos ha ofrecido, todos hemos podido ver vídeos con actitudes por parte de la policía, no ya chulescas, sino simplemente propias de una dictadura y que causarían rubor en cualquier país civilizado.

Hemos visto como, ante la provocación de un transeúnte a una mujer que llevaba una insignia republicana, la policía se llevó por delante a la mujer.

Hemos sabido que la policía entró en los pisos cuyos balcones mostraban banderas republicanas, que fueron requisadas.

Hemos sabido que en ninguno de estos casos se trató de acciones por cuenta propia motivadas por un supuesto exceso de celo policial, sino que para el día de marras, estaban oficialmente prohibidas la exhibición pública de motivos republicanos o cualesquiera otros símbolos o acciones que desentonaran en el general ambiente de adhesión incondicional y absoluta a la monarquía borbónica.

Que se haya tratado de incidentes puntuales o no, es lo de menos. Lo que no es lo de menos, en cambio, es que en democracia se prohíba la manifestación pública de cualquier símbolo republicano hasta el punto de que llevarlo en la solapa sea motivo de escarnio en forma de detención o multa. Porque así funcionan las dictaduras, no las democracias. La responsable del dispositivo fue la vicepresidenta del gobierno.

También hemos tenido conocimiento de que el día antes de la coronación, el futuro monarca inauguró en Madrid un monumento a los policías nacionales víctimas del terrorismo en el cual, en la más pura tradición, figuraban todos los nombres de las víctimas. Una tradición que acaso hubiera sido aconsejable eludir, por decencia democrática, puesto que el primero de la lista era ni más ni menos que Melitón Manzanas. Ni siquiera el mínimo decoro, ni sentido de la oportunidad política, de haber empezado, por ejemplo, dicha lista con las víctimas a partir de la fecha de las primeras elecciones democráticas o de la proclamación de la constitución, que es cuando en rigor, podemos hablar de terrorismo, en la medida que se ejercía la violencia contra un estado de derecho. No antes. O simplemente, haberse ahorrado la lista nominal. Que Melitón Manzanas figure como una víctima más del terrorismo es un insulto a muchas otras víctimas, relacionadas o no en la lista, que cayeron por defender la democracia y la libertad de expresión. Incluidas las propias víctimas del interfecto.

También hemos tenido la oportunidad de ver como el presidente Mariano, en prácticamente todas sus intervenciones desde el primer día, se ha esforzado en resaltar la "normalidad" del proceso y que la constitución "funciona", que todo está controlado y que aquí no pasa nada. A uno esto le sugiere ciertas suspicacias, porque cuando se resalta con tanto fervor lo que se supone evidente, acaso sea porque tal evidencia no resulte tan palmaria. ¿Qué diríamos de alguien que estuviera constantemente diciendo "...no, si es que yo a mis padres les quiero mucho"? ¿O de un asiduo a las corridas de toros que afirmara que no soporta ver sufrir a los animales?

Y finalmente, la mayor no de las dudas, sino de las perplejidades ¿No estábamos en una monarquía constitucional? ¿No es en una monarquía constitucional la jefatura del estado un cargo desprovisto de responsabilidades políticas ejecutivas, legislativas y judiciales? A qué viene entonces tanto sarao sobre si Felipe VI va a impulsar una reforma de la constitución o tanto escudriñar en sus ideas y talante contrastándolo con su padre? ¿No reinaba el rey pero no gobernaba?

Me temo que vamos a tener una nueva corte de los milagros con sus camarillas. Y eso por no hablar de los cambios que se rumorean, precisamente, en TVE y en un sentido muy concreto ¿Me siguen?

Mal empezamos, muy mal.
 

1 comentari:

  1. Muy buen artículo, Xavier. Es especialmente sonrojante el artículo publicado ayer en El País: "Leonor, niña y princesa". Yo no quiero ni esta monarquía ni la república que algunos defienden. ¿De país, no se puede cambiar?

    ResponElimina