dissabte, 24 de novembre del 2012

A TONY LEBLANC: ¡HASTA SIEMPRE Y GRACIAS!


Llenaste mis tardes de domingo en una edad cuyos años ya no recuerdo, con tus alias “Kim Tarao” y “Cristobalito Gazmoño”. Y pude reconocerte hasta en “Los últimos de Filipinas”. Te perdí de vista luego muchos, muchísimos años; no es que no te viera, es que no te miraba, hasta  la saga “torrentina”. ¡Qué gran actor fuiste, coño!

Del gimnasio a la casacampo, y de la casacampo al gimnasio. Ese era el lema de “Kim Tarao”, un  boxeador metido a caricato que había acabado como su apellido indicaba. De Cristobalito, mejor que lo dejemos correr, hay tantos hoy que igual... eso, dejémoslo.

Me duele mucho que te hayas ido, Toni, Kim, Cristobalito...  Y puestos a citar tránsitos recientes, los “payasos de la tele” me pillaron de protorevolucionario –exiliados anticastristas algunos- y a JR Ewing solo le vi alguna vez en el antiguo UHF –ya me sobraba por entonces el “proto”-  y lo de matar live a un perro bajo los azotes de Lola Gaos –que en paz descanse- para que los “Furtivos” aparentaran serlo de verdad, pues me pareció una atrocidad. Qué te diré.

 Tú, en cambio, siempre modesto en tu grandeza, como mi inolvidable “Locomotoro”, apacentaste muchas tardes de unos tiempos cuyo provecho ahora empiezo a entender.

Sólo puedo decirte lo que siempre se me ocurre en estos casos, y siempre de verdad: ¡HASTA SIEMPRE!  Gracias, muchas gracias por los momentos me hiciste pasar.

 Pocos se lo merecen tanto como tú.

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