dilluns, 3 de setembre del 2012

EL SOSPECHOSO PAÚL Y ANGULO (A vueltas con la muerte de Prim - VII)


JOSÉ PAÚL Y ANGULO
 
 
De José Paúl y Angulo se pueden decir muchas cosas, pero de la mayoría de ellas nunca sabremos si son ciertas, si sólo lo son en parte o si son completamente falsas. Una biografía truculenta, repleta de claroscuros y propicia a la fabulación, que no parecería en principio la destinada al hijo de unos ricos comerciantes bodegueros de Jerez de la Frontera. 
En uno de sus viajes de negocios a Inglaterra conoció a Prim en Londres. Parece que desde un primer momento le cautivó su personalidad y empezó a colaborar con él. Su actividad comercial facilitaba sus tareas conspirativas en la medida que sus viajes no despertaban sospechas. Durante "La Gloriosa" tuvo un importante protagonismo en la organización  de los comités revolucionarios de su Jerez natal, del Puerto de Santa María y otras localidades de la misma región. Al parecer, intentó por todos los medios darle a «La Gloriosa» un protagonismo civil que la separara de la típica asonada militar del XIX. Colaboró estrechamente con Prim y debió de tener un papel muy activo en la organización de su viaje de regreso a España. Galdós le sitúa a bordo de la fragata «Zaragoza», junto a Prim y Topete. 
Elegido diputado por Jerez, se adscribió al partido republicano de los Figueras, Pi i Margall y Castelar. Muy pronto se adscribió al sector más radical. Aun así, durante el primer año tuvo un papel más bien discreto y de exquisito respeto institucional. Decepcionado por la constitución monárquica del 69, que consideró una traición en toda regla a la revolución, participó en la insurrección federalista, tras cuyo fracaso hubo de exiliarse. De regreso al poco tiempo, gracias a la amnistía promulgada, se caracterizó por su radicalismo, tanto en las formas como en el fondo.  Desde la redacción de la revista «El Combate», sus llamadas a la revolución y sus continuos insultos y amenazas a los dirigentes del momento, muy especialmente a Prim, le granjearon problemas hasta el punto de quedar aislado, él y su reducido grupo, del partido republicano, a cuyos dirigentes consideraba también traidores a la causa.
Se cuenta que la misma noche del 27 de diciembre de 1870, cuando Prim salía de las Cortes y se topó con Paúl calentándose ante una estufa, el de Reus le propuso irónicamente viajar a Cartagena para recibir al nuevo rey, Amadeo I, a lo que le replicó con esta frase: "general, a todo cerdo le llega su San Martín". Poco después, y tras intercambiar impresiones con otros diputados, Prim salió por última vez del Parlamento y se dirigió hacia su destino en la calle del Turco.


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